Ibagué

$18 mil millones costó a Ibagué las fiestas, eventos y el protocolo de la alcaldesa Aranda en 2024

Esto no es raro en Aranda, quien es conocida en la cuidad por su obsesión con los eventos sociales y las apariciones públicas, mientras los problemas reales de Ibagué siguen sin solución.

La administración de Johana Aranda parece tener claras sus prioridades: la farándula, los eventos y el derroche protocolario. Durante la vigencia 2024, la alcaldesa se ha gastado casi 18 mil millones de pesos en logística, fiestas y contrataciones para “mostrar gestión”.

Esto no es raro en Aranda, quien es conocida en la cuidad por su obsesión con los eventos sociales y las apariciones públicas, mientras los problemas reales de Ibagué siguen sin solución.

De acuerdo con los contratos discriminados, destacan las siguientes cifras que arrojan una clara fotografía del manejo de los recursos bajo su mandato:

  • Christian Montoya Alcaldía: $1,000,000,000
  • Christian Montoya IBAL: $153,153,000
  • Jorge Barón Producciones: $260,000,000
  • León Gráficas Alcaldía: $11,668,000,000
  • Activa Grupo L Alcaldía: $1,107,000,000
  • Activa Grupo L IBAL: $220,000,000
  • Empresa Imix Alcaldía: $1,079,000,000
  • Empresa Imix IBAL: $616,053,884
  • Comercializadora JYA: $84,500,000
  • Fundación Musical de Colombia: $682,500,000

El concejal Jorge Bolívar, quien ha sido un crítico constante de la administración de Aranda, no dudó en calificar estos gastos como una muestra clara de lo que él denomina «Pan y Circo». «¿Cómo es posible que el municipio gaste esta cantidad de dinero en eventos y logística para la alcaldesa, mientras nuestros adultos mayores siguen pasando hambre?», cuestiona Bolívar, visibilizando la desconexión entre el bienestar social y la obsesión por la farándula política de la alcaldesa.

Más preocupante aún es el hecho de que, mientras se derrochan miles de millones en protocolos y contrataciones de lujo, el municipio sigue enfrentando problemas graves en áreas clave. La ciudad continúa inundada de huecos, los servicios públicos no mejoran, y las obras que prometieron transformar la ciudad siguen siendo una promesa vacía. La excusa parece ser siempre la misma: «no hay dinero». Sin embargo, los contratos muestran lo contrario.

El verdadero problema radica en la mala gestión y en la priorización de intereses políticos, como se evidencia en los contratos millonarios con empresas como Christian Montoya, Activa Grupo L, y la Fundación Musical de Colombia. Estos contratos, más que responder a las necesidades reales de Ibagué, parecen estar alineados con el pago de favores políticos, cuadrando acuerdos de futuro que benefician a unos pocos mientras la mayoría sigue sufriendo.

Esta situación no es un accidente, sino una clara estrategia de burocracia política, donde las personas que se benefician de estos contratos no son ni siquiera de Ibagué, sino de otros municipios que llegan a la ciudad para ocupar cargos en la administración, asegurándose de contratar a su gente bajo contratos de prestación de servicios. Esto implica una inmensa carga financiera que supera los 140,000 millones de pesos, dinero que se va en salarios de funcionarios temporales y en otros gastos innecesarios que podrían haberse utilizado en proyectos verdaderamente transformadores para la ciudad.

Lo que está en juego no es solo el despilfarro de recursos públicos, sino también la falta de responsabilidad de una alcaldesa que prefiere brillar en las cámaras y en las rumbas, mientras la ciudad se ahoga en sus propios problemas. Si Ibagué alguna vez aspiró a un cambio, parece que ese sueño ha sido secuestrado por una administración que no ha sabido ni quiere priorizar el bienestar de su gente. La realidad es clara: la alcaldía no está gobernando para los ibaguereños, sino para mantenerse en el poder a costa de lo que sea.

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