Educación

Directora de Medicina de la UT renuncia y destapa acoso, hostigamiento y represalias

Saavedra Rangel no se marchó en silencio.

La Universidad del Tolima, se encuentra una vez más en le ojo del huracán por cuenta de renuncia irrevocable de la directora del Programa de Medicina, Milena Patricia Saavedra Rangel. La decisión, que se hará efectiva el 1 de marzo de 2025, destapó un entramado de presiones indebidas, acoso laboral y violaciones al debido proceso por parte de la administración universitaria, encabezada por el rector Omar Mejía Patiño.

Saavedra Rangel no se marchó en silencio. En una carta dirigida a la Rectoría, la académica denunció que ha sido víctima de ‘presiones indebidas y cuestionamientos constantes’, que han obstaculizado su labor y vulnerado su autonomía. “Se me ha impedido ejercer mis funciones de manera libre y digna. La interferencia constante en los procesos administrativos ha convertido mi trabajo en un campo minado de hostigamientos”, aseguró en su misiva.

Uno de los señalamientos más graves apunta a prácticas de acoso laboral sistemático. Según la exdirectora, la persecución se ha materializado en descalificaciones injustificadas y presiones desmedidas que han deteriorado su estabilidad emocional y su desempeño. A pesar de haber elevado denuncias ante el Comité de Convivencia Laboral, ninguna medida correctiva fue tomada.

La indiferencia de la administración no es más que una complicidad silenciosa con estas prácticas”, agregó.

Pero el escándalo no termina ahí. Saavedra Rangel también denunció un cobro persuasivo indebido de $20.800.000 por parte de la División Contable y Financiera, sin garantías de debido proceso. “Se me exigió un pago sin explicaciones claras, sin derecho a descargos, en abierta violación de mis derechos fundamentales”, afirmó.

Además, la académica señaló que fue retirada de la representación de la Universidad ante la Junta Directiva del Hospital Reina Sofía de España en Lérida luego de denunciar acoso laboral. Para ella, esta decisión no fue más que una represalia directa. “Se me castigó por no callar, por evidenciar las irregularidades de una administración que prefiere el silencio cómplice antes que enfrentar la verdad”, denunció.

A la lista de atropellos se suma la falta de apoyo administrativo en el Programa de Medicina desde diciembre de 2024, lo que ha generado una sobrecarga laboral insostenible. “Desde el 20 de diciembre de 2024, no contamos con un auxiliar administrativo. A pesar de múltiples solicitudes, la Universidad ha ignorado deliberadamente la situación”, reclamó Saavedra Rangel, advirtiendo que esta negligencia no solo afecta su labor, sino que pone en riesgo el funcionamiento del programa.

Otro de los señalamientos más delicados recae sobre la docente Karen Correa, a quien acusa de intimidaciones constantes, difamaciones y amenazas veladas. A pesar de haber notificado a la administración sobre estos hechos, la respuesta ha sido el mutismo. “Se ha permitido un ambiente de hostilidad y persecución, sin que las autoridades intervengan”, denunció la exdirectora.

En su despedida, Saavedra Rangel dejó claro que su renuncia es una medida de supervivencia. “Mi salud mental y física se han visto gravemente afectadas. No puedo seguir en un entorno donde la hostilidad, la presión injustificada y la vulneración de mis derechos sean la norma”, señaló.

Hasta el momento, la Universidad del Tolima no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre estas graves acusaciones.

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