Educación

Enfermera inició huelga de hambre como protesta por racismo laboral en el ITFIP de El Espinal

El 15 de noviembre, Yenesith intentó ingresar a su lugar de trabajo, pero tres celadores, siguiendo órdenes superiores, le impidieron la entrada.

Yenesith Patricia Urrutia Palacios, enfermera profesional afrocolombiana y estudiante de maestría en gestión de servicios de salud, entró en huelga de hambre por cuenta del racismo laboral que aseguró sufrir en el Instituto Tolimense de Formación Técnica Profesional (ITFIP), ubicado en El Espinal. Su protesta comenzó, tras meses de conflictos con las directivas de la institución, quienes, según denuncias, han obstaculizado su desempeño desde su nombramiento el 24 de noviembre de 2023.

El Consejo Laboral Afrocolombiano (CLAF) ha catalogado el caso de Yenesith como un claro ejemplo de racismo laboral. Según esta organización, los directivos del ITFIP nunca aceptaron que una mujer afrodescendiente sobresaliera en un concurso de méritos, ganando con transparencia frente a otros candidatos. Desde su primer día en el cargo, Yenesith habría denunció que ha enfrentado hostilidades que culminaron en una evaluación que califican como ‘amañada’, para declararla insubsistente.

La situación llegó a su punto más crítico, cuando las directivas, a pesar de haberse comprometido a revisar las irregularidades del proceso en una mesa de trabajo con garantes, enviaron la resolución de insubsistencia pocas horas antes de la reunión. Esta decisión no solo ignoró el diálogo pactado, sino que además violó los 10 días hábiles que la ley otorga para interponer recursos.

La lucha de Yenesith no ha sido solitaria. El pasado 29 de octubre, dirigentes estudiantiles de la Universidad del Tolima, junto con compañeros, docentes y sindicatos, organizaron una protesta pacífica en la segunda cuidad del Tolima, para respaldarla. Aunque se logró el compromiso de una mesa de diálogo con las entidades de control, la promesa quedó en el papel.

El 15 de noviembre, Yenesith intentó ingresar a su lugar de trabajo, pero tres celadores, siguiendo órdenes superiores, le impidieron la entrada. Incluso llamaron a la policía para desalojarla, en un acto que el CLAF calificó como un atropello a sus derechos laborales.

En un extenso comunicado, el ITFIP aseguró que la decisión de declarar insubsistente a Yenesith se basó en su desempeño laboral. La institución señaló que de los 30 funcionarios nombrados en periodo de prueba entre 2023 y 2024, solo dos, incluida Yenesith, no superaron los estándares establecidos. Según el ITFIP, la evaluación de la enfermera resultó en una calificación de 55.77, nivel ‘no satisfactorio’, lo que obligó a la institución a tomar medidas administrativas.

Sin embargo, el CLAF y otros defensores de Yenesith han cuestionado la transparencia de estas evaluaciones, señalando irregularidades y posibles sesgos raciales. La Procuraduría General de la Nación ya abrió una investigación disciplinaria contra los vicerrectores académicos responsables del proceso de calificación.

Mientras tanto, la huelga de hambre de Yenesith busca visibilizar una problemática que trasciende su caso particular.

El caso de Yenesith Urrutia no solo expone las fracturas dentro de una institución educativa, sino que también pone sobre la mesa una discusión más amplia sobre racismo estructural, derechos laborales y equidad en el país.

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