Educación

Estudiantes de la I.E. Nuestra Señora del Carmen del Líbano exigen cambio de rector por presunto cobro indebido a padres de familia

Entre las denuncias más graves se encuentran el mal manejo de recursos destinados a la infraestructura educativa y el deficiente funcionamiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE),

La protesta de los estudiantes de la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen, en el municipio del Líbano, no es una simple manifestación estudiantil más; es el reflejo de una comunidad cansada de la mala gestión y la falta de transparencia.

Hace 12 días, los jóvenes decidieron entrar en paro indefinido. Detrás de esta medida de presión se esconden serias acusaciones contra el rector de la institución, a quien señalan por presuntas irregularidades en el manejo de recursos y prácticas administrativas cuestionables.

El conflicto se ha intensificado a medida que las voces de inconformidad de estudiantes y padres de familia se hacen más fuertes. Los manifestantes han sido claros: no regresarán a las aulas hasta que se produzca un cambio en la rectoría.

Entre las denuncias más graves se encuentran el mal manejo de recursos destinados a la infraestructura educativa y el deficiente funcionamiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE), que, según ellos, no cumple con los estándares mínimos de calidad.

María José Gaitán, personera del colegio, se ha convertido en la portavoz de un pliego de peticiones que reúne 14 puntos, entre los que se destaca la denuncia de un supuesto abuso en las actividades denominadas «Jean Days». “Hay 14 consideraciones en nuestro pliego de peticiones», indicó Gaitán.

Según explica, el rector solicita frecuentemente dinero a los padres de familia bajo el concepto de estas jornadas, en las que los estudiantes pueden vestir ropa informal a cambio de un aporte económico.

Otra de las quejas que más ha causado indignación tiene que ver con la adquisición de un refrigerador supuestamente nuevo para el PAE. Sin embargo, los estudiantes y padres denuncian que, en lugar de un equipo nuevo, se compró uno viejo y pintado, lo que pone en entredicho la calidad de los alimentos que se sirven a diario en la institución.

La falta de transparencia en esta y otras decisiones ha sido el detonante de un clima de desconfianza generalizada hacia las autoridades educativas.

La tensión no para de crecer. Padres de familia, estudiantes y profesores coinciden en que la educación no debe ser rehén de conflictos administrativos. Las conversaciones con la Secretaría de Educación y la Alcaldía del Líbano continúan, pero la comunidad educativa siente que el tiempo apremia.

La comunidad del Líbano espera con impaciencia que se llegue a una solución definitiva que no solo devuelva la normalidad a las aulas, sino que también siente un precedente de transparencia y justicia en la gestión de los recursos educativos.

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