Educación

Estudiantes del Niño Jesús de Praga siguen sin intérpretes por negligencia de la Alcaldía de Ibagué

Un municipio que no garantiza educación para todos no puede hablar de progreso.

Apenas han transcurrido dos semanas desde el inicio del año escolar en Ibagué y ya comienzan a destaparse los primeros problemas derivados de la falta de docentes. Esta vez, la denuncia proviene de padres de familia de la Institución Educativa Niño Jesús de Praga, quienes, por temor a represalias, han preferido mantener su identidad en reserva.

El drama se repite año tras año: los niños ingresan a clases y, a la fecha, siguen sin intérpretes ni modelos lingüísticos que les permitan acceder a una educación digna.

Mientras la administración de Johana Aranda sigue en su laberinto burocrático, estos estudiantes, en su mayoría con discapacidad auditiva, permanecen prácticamente abandonados, sin herramientas para comprender lo que ocurre en sus aulas.

Con apenas uno o dos docentes intentando cubrir las necesidades de todos los grados, los estudiantes sordos se ven relegados a una educación de segunda categoría. No se trata de un problema nuevo ni inesperado, sino de una cadena de negligencias que se repite año tras año sin que la Secretaría de Educación tome medidas efectivas.

Los padres han sido enfáticos en su llamado: es urgente que la administración agilice los contratos de los intérpretes y modelos lingüísticos, y garantice que quienes sean contratados tengan la idoneidad para enseñar en lengua de señas. No es una petición extraordinaria, es un derecho fundamental de los niños, consagrado en la Constitución y en tratados internacionales sobre educación inclusiva.

Pero la historia se repite como un guion mal escrito. La lentitud en la contratación de estos profesionales condena a los estudiantes a perder meses de clase sin la posibilidad de nivelarse después.

Mientras en discursos se habla de inclusión y educación de calidad, en la realidad, los niños sordos de Ibagué quedan a la deriva.

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