
Floreció la esperanza para el Partido Liberal
Tienen todo para volver, tienen todo para unirse, tienen todo para ganar.
Por: Jose Baruth Tafur Gutiérrez. Abogado-Especialista, Universidad Externado. Maestrante en Comunicación Política, Universidad Externado.
Advertencia: los comentarios aquí expresados son de exclusiva responsabilidad de su autor y en nada compromete a este medio de comunicación.
Por fin se marchó Mauricio Jaramillo del Partido Liberal y, con ello, se cerró la peor crisis de la colectividad en el Tolima. Su salida representa una puerta que se abre con fuerza para todos esos liberales excluidos que no tuvieron espacio para crecer y mostrar sus capacidades de liderazgo.
Porque sí: cuando una figura que centralizó las decisiones por más de tres décadas se va, lo que queda no es un vacío, sino espacio. Espacio para crecer, para renovar, para volver. Durante años, ser liberal en el Tolima significaba aceptar sin discutir las decisiones de un solo grupo, de una sola voz.
Liderazgos valiosos, comprometidos, auténticamente liberales, fueron desplazados o silenciados simplemente por pensar distinto. Y eso no es liberalismo. Eso es feudalismo disfrazado de democracia.
Hoy, con la renuncia de Mauricio Jaramillo, las banderas rojas vuelven a ondear libres. Ya no hay murallas que bloqueen la entrada de nuevos liderazgos ni techos de cristal que impidan crecer. Es el momento de mirar hacia adelante y de hacer lo que durante años no se nos permitió: construir un Partido Liberal desde las bases, desde el territorio, desde la gente.
Este es el principio de algo mejor. Ahora todos pueden volver y recuperar sus espacios. A los líderes que quieren aspirar a cargos de elección popular: ¡bienvenidos!, diría la democracia. Es el momento de demostrar valentía y convicción al romper con lo que se consideraba injusto. Se abre una nueva etapa en el liberalismo tolimense. No se trata de una ruptura por ambición, sino por coherencia, por dignidad, por amor a una causa que no debe ser propiedad privada de nadie.
También surge con fuerza el liderazgo de candidaturas a alcaldías atípicas, que representan la posibilidad de un liberalismo joven, moderno, conectado con la gente y sin el lastre de los pactos oscuros del pasado. Es momento de decirle adiós a quienes deseaban entregar el aval del Partido Liberal a un candidato apadrinado por quien representa, en Ibagué, los actos de presunta corrupción: el jefe del clan Hurtado, con procesos como el del puente fantasma de la 60 y recientes declaraciones machistas y guaches contra las mujeres.
Hoy, desde una postura de oportunidades para quienes creían no ver al Partido Liberal libre, es el momento de decirles a todos los liberales que se fueron, que se sintieron excluidos o traicionados, que perdieron la fe: ¡es hora de volver!
Volver con más fuerza, con ideas nuevas, con ganas de hacer política limpia y valiente. Volver al lugar donde se enamoraron del debate, de la justicia social, del reformismo popular. Volver al partido que alguna vez fue casa, y que ahora se reconstruye con las manos y los corazones de quienes no se rinden.
La historia del liberalismo en el Tolima no terminó con una renuncia. Recién comienza un nuevo capítulo. Uno donde la dignidad no se negocia. Donde las bases no se callan. Donde el rojo no es el color de un apellido, sino de una causa viva.
El futuro del Partido Liberal no está en manos de caudillos, sino en el alma de su gente.
Y esa alma hoy está despierta, esperanzada y lista para volver a escribir historia. Tienen todo para volver, tienen todo para unirse, tienen todo para ganar.
