Alcaldesa de Ibagué culpó a las lluvias por no entregar las Piscinas de la 42
La ciudadanía está cansada de promesas incumplidas y de ver cómo proyectos emblemáticos terminan sumergidos en excusas y retrasos.
La promesa de la alcaldesa de Ibagué Johana Aranda de entregar las esperadas piscinas de la calle 42 el 21 de diciembre terminó por ser otra anunció incumplido, tal como lo denunció oportunamente el colectivo En Ibagué Escenarios Deportivos YA. Lo que debía ser un proyecto símbolo de la recuperación deportiva en la ciudad ahora es otro ejemplo de improvisación y falta de gestión.
Con un avance físico del 93.67% y solo el 87.80% de los recursos ejecutados, la obra presenta fallas de calidad, desorden en el sitio y elementos sin instalar, como los trampolines de clavados, al cubierta y el llenado de la piscina. El panorama, lejos de la versión optimista presentada por la administración, revela una obra inconclusa que no será entregada este año y que, con suerte, podría estar lista en marzo de 2025.
A pesar de las cifras, la mandataria insistió en que el retraso obedece a las lluvias y no a problemas de planeación o ejecución. Sin embargo, los números no mienten: un déficit financiero y la solicitud de una prórroga de 45 días por parte del contratista son pruebas contundentes de una gestión que no ha estado a la altura de las expectativas.
El colectivo En Ibagué Escenarios Deportivos YA, tras una visita al lugar, fue categórico al señalar que las condiciones actuales no garantizan la apertura del complejo acuático. Más aún, alertaron sobre la falta de organización y la mala calidad en algunos acabados, lo que deja en evidencia que el escenario no está ni cerca de cumplir con los estándares prometidos.
Este nuevo retraso no solo posterga el sueño de los deportistas, quienes llevan años esperando por un espacio digno, sino que también golpea la credibilidad de la administración Aranda. La ciudadanía está cansada de promesas incumplidas y de ver cómo proyectos emblemáticos terminan sumergidos en excusas y retrasos.
Las piscinas de la 42, que deberían ser un símbolo del compromiso con el deporte, se han convertido en el reflejo de una gestión que no ha sabido responder.
