La ostentosa vida del rector del Conservatorio del Tolima que, con salario de funcionario, lleva toda una historia de lujo.
Graves y muy delicadas denuncias sobre posibles actos de corrupción ponen una vez más en el ojo del huracán el manejo que ha dado el rector James Enrique Fernández, al emblemático Conservatorio del Tolima.
Graves y muy delicadas denuncias sobre posibles actos de corrupción ponen una vez más en el ojo del huracán el manejo que ha dado el rector James Enrique Fernández, al emblemático Conservatorio del Tolima.
Funcionarios de esa institución quienes pidieron reserva de su nombre por temor a represarías, cansados de observar tantas posibles anomalías, tomaron valor y a través de una carta enviada a Conlaverdad.com denunciaron lo que para criterio de ellos, es todo un entramado de corrupción orquestado por el rector Fernández.
Los denunciantes, aseguraron haber sido testigos de muchas situaciones lamentables y grotescas que han afligido a la institución y a muchas personas que ya laboran allí. Según los quejosos, la imagen de la ciudad y la institución está “manchada” por un foráneo cuyo crecimiento económico y deseos sexuales ha sido su prioridad en estos últimos 8 años.
El grupo de empelados revelaron detalladamente a este medio, los actos de presunta corrupción financiera y enriquecimiento ilícito, acoso sexual, tráfico de influencia, acoso laboral psicológico, actos injustos e inhumanos entre otros, cometidos por al parecer por James Enrique Fernández.
A criterio de los denunciantes el rector llegó al Conservatorio del Tolima sin ningún tipo de bienes raíces, como lo demuestra el documento que deben llenar todos los servidores públicos ante de asumir un cargo importante. Poco tiempo después, los funcionarios vieron con mucha preocupación y asombro como el patrimonio del rector en pocos años había incrementado. Los inconformes señalaron que el rector comenzó adquirir carros lujosos, lo cuales nunca se les vio a los rectores anteriores; entre ellos una camioneta Mercedes Benz valorada por encima de los $150 millones, así como un automóvil Mazda cuyo costo supera los $100 millones y una camioneta Toyota valorada también por encima de los $150 millones.
Los excesivos lujos de Fernández, llamaron la atención del personal administrativo y docente de la institución, hasta el punto que se empezaron a preguntar como una persona que tiene tres hijas que mantener con diferentes mujeres, puede en tampoco tiempo laborado sobrarle dinero para tener esos automóviles de alta gama, teniendo en cuenta que el sueldo del rector no superaba en ese entonces los 9 millones de pesos. Lo anterior, despertó la curiosidad de los funcionarios por lo que decidieron investigar.
Descubrieron que además de los carros, el rector también en la actualidad cuenta con cuatro apartamentos, tres en el edificio Fontainebleau, y el otro en el barrio Interlaken; dos oficinas en el edificio Camacol; además aparece como propietario de varios lotes en el municipio del Guamo; un CDT que superan los 300 millones de pesos y muchos otros bienes que afirman los denunciantes decidió ponerlo a nombre de sus hijas.
Los molestos empleados indicaron, que los recursos obtenidos por James Enrique Fernández rector del Conservatorio del Tolima, para comprar todos estos activos provienen según ellos de las múltiples contrataciones con sobrecostos que el señor realiza todo el tiempo a dedo. Lo mismo se atrevieron afirmar que Fernández recibe dadivas de contratos de servicios mensuales que el Conservatorio cancela como en el mantenimiento de la plataforma SYNERGY, además de los múltiples contratos que realiza con la empresa TODO TINTAS.
Otros de los presuntos fraudes del rector, están relacionado con los contratos realizados en el proyecto LATIS en donde realizó compras de instrumentos y equipos tecnológicos con sobrecostos que adquirió al parecer al mismo contratista que había prestado otros servicios en el Conservatorio.
No bastando con todo esto y sus ansias de codicia por el dinero, los empleados indicaron que Fernández manipuló al Consejo Directivo, para que le aprobara cuatro millones de pesos mensuales, por gastos de representación, es casi lo que gana un profesor de tiempo completo con maestría.
Los quejosos también dijeron que la rectoría del plantel se convirtió en un “burdel de poca monta”, ya que presuntamente Fernández sostiene relaciones sexuales frecuentes con diferentes mujeres en la oficina. Esta denuncia la sustenta un video que circula por los diferentes medios electrónicos, por el cual el rector niega su participación, puesto que en el video no se alcanza a reconocer los rostros de las personas que participan en el registro audiovisual.
En innumerables ocasiones, James Fernández descaradamente a utilizado su condición como rector para beneficiar a personas cercanas a él. Lo anterior se vio en la restructuración del patio de atrás de la institución, obra donde el ganador resultó ser el hermano del rector, quien estuvo contratado por un año y a su vez subcontrató a otra persona quien le pagaba directamente al hermano del rector sin existir ningún tipo de contrato para que no quedara la evidencia del tráfico de influencia.
Otro caso similar afirman los quejosos se presentó con Jhoana Liévano, actual pareja sentimental de Fernández, cuando aún era funcionaria. Ellos manifestaron, que la mujer contrataba a personas para camuflar los pagos del trabajo que ella hacia como asesora en los procesos de autoevaluación de los programas académicos y recientemente como asesora en la acreditación Institucional, y utilizó su tráfico de influencia para que la universidad EAFIT la contratara. El rector no debió aceptar dicha contratación, pero parece ser que fue otra exigencia para que el contrato al parecer se realizara.
Otro aspecto que “huelen mal” en el Conservatorio del Tolima, está relacionado con los paneles solares. Los denunciantes, indicaron que curiosamente el hermano del rector que estuvo para aquellas fechas que se instalaron los elementos, tiene un negocio de ventas de paneles solares, “coincidencia”.
El rector, disimuladamente coacciona a los funcionarios administrativos y docentes con amenazas de desvinculación laboral a quien tenga una postura diferente o realiza comentarios que atente con su imagen, esto ha provocado un temor colectivo, generando un ambiente laboral hostil y despreciable que la verdad ya no se aguanta.
Los alcances del recto no pararon ahí. Los empelados indicaron que el el señor utilizando todo tipo de argucias engañó al Consejo Directivo y logró modificar los estatutos, remplazando el título de posgrado, por años de experiencia como docente permitiéndole así poder estar habilitado como candidato. Con esta modificación, el rector ha laborado por 8 años, periodo que en este año en el mes de julio al rector ya se le acabaría su continuidad, pero para sorpresa de los funcionarios, otra vez persuadió al Consejo Directivo quienes le permiten una modificación al estatuto, habilitándolo para que se pueda volver a reelegir un periodo más.
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